Brillan ojos ciegos de fracaso
entre el perseguido
y el perseguidor.
Un ruido baja de la lengua torpe,
palabras, palabras, hace falta
un mínimo de ninguna explicación que
desaloje fantasmas de la noche. ¿Quién
los llamó? ¿La búsqueda
de la verdad siempre es tristeza?
¿Y los niños, los locos, los casi nunca, los
que van a no fueron y pasan
entre el perseguido
y el perseguidor.
Un ruido baja de la lengua torpe,
palabras, palabras, hace falta
un mínimo de ninguna explicación que
desaloje fantasmas de la noche. ¿Quién
los llamó? ¿La búsqueda
de la verdad siempre es tristeza?
¿Y los niños, los locos, los casi nunca, los
que van a no fueron y pasan
bajo un cielo al revés?
Los días alteran el paisaje,
hay infiernitos que
ni saben calentar.
Los párpados mudos,
el consuelo de un dedo con un pájaro,
los errores raídos, caen
de su reflejo al corazón.
Corazón es una palabra que puede cesar.
Un tigre raspa la postergación.
Ahora que el ciego mira
la sombra más chica es eterna.
Los días alteran el paisaje,
hay infiernitos que
ni saben calentar.
Los párpados mudos,
el consuelo de un dedo con un pájaro,
los errores raídos, caen
de su reflejo al corazón.
Corazón es una palabra que puede cesar.
Un tigre raspa la postergación.
Ahora que el ciego mira
la sombra más chica es eterna.
Juan Gelman
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